Música

sábado, 27 de septiembre de 2008

Profecía

-Rafael de León-

¿A dónde vas tan deprisa
sin decirme ni ¡con Dios!?
Me puedes mirar de frente,
que estoy enterado de todo.

Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes
y me quedé tan tranquilo.

Otro cualquiera en mi caso,
se hubiera echado a llorar,
yo, cruzándome de brazos
dije que me daba igual.

Y nada de pegarme un tiro,
ni de liarme a maldiciones,
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.

¿Qué te has casado? ¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.

Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor.

Porque sin ser tu marido,
ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más te ha querido,
con eso tengo bastante.

Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profecía:
tú, por la noche, entre sueños,
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que mi boca te besó
y te llamarás "¡cobarde!"
como te lo llamo yo.

Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó la cigüeña
mi corazón en su pico.

Pensarás: "no es cierto nada,
yo sé que lo estoy soñando";
pero allá en la madrugada
te despertarás llorando,
por el que no es tu marido,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querido.
Con eso tengo bastante.

Antes... Ahora...

Antes te conocía poco, era agradable estar cerca de tí. No era tu amiga, ni tu novia, ni tu amante, pero sentía que te quería mas por orgullo, necedad o cobardía no lo quería aceptar.
-
Antes te veía y sonreía, era agradable irte conociendo mejor. Ya era tu amiga, no tu novia ni tu amante, pero sentía que te quería mas por necedad o cobardía no lo quería aceptar.
-
Ahora estar a tu lado es un suplicio para mí. No soy tu novia, no sé si fuimos amantes, pero deseo seguir siendo tu amiga porque aún siento que te quiero y recuerdo que te he querido desde siempre mas por cobardía no lo puedo confesar.