Música

domingo, 16 de marzo de 2008

Cielo y mar


"... Y sucedió que en aquellas tierras heladas del mundo un hombre deseó inmortalizarles, sacar el recuerdo de su mente y plasmarlo sobre el lienzo para permitir que todos lo vieran, que todos conocieran el amor entre un ángel y una sirena..."

Así fue como lo narró aquel hombre y como mis oídos lo recuerdan, cada sílaba, cada palabra, cada sónido, la modulación de su voz, la expresión de su rostro...

"Cuando el creador dividió la tierra creo tres razas diferentes: la raza de los cielos, llamados ángeles; la raza de las tierras sólidas, llamados humanos; y la raza de las aguas, llamados sirenas. Los humanos eran la raza que mediaba entre los habitantes del cielo y del mar, ellos tenían el privilegio de poder conocer a ambas razas, de convivir con ellas, de enamorarse de ellas... Eran esa parte de la moneda que tiene contacto con las dos caras mientras que esas caras no tienen contacto con la otra.

"No era que no se debiera el contacto entre ángeles y sirenas sino que era imposible cruzar siquiera una mirada y asi era como les eran inculcadas tales ideas, aunque ninguna ley divina lo prohibiera ellos mismos se evitaban. Las sirenas salían en la noche de las aguas a cantar sus andanzas por el mundo marino, aquellos cantos que hechizaban a quien los oía. Los ángeles bajaban de las nubes en el día, cuando el sol iluminaba con su brillo dorado y ellos mismos parecían tener luz propia. Fue en una noche de miles que se extendió más allá del amanecer y un día que se extendió más allá del ocaso donde comenzó.

"Una sirena que deseaba ver lo que había más allá de aquellos cielos y un ángel que deseaba ver lo que ocultaban las azules aguas, aquel secreto del que hablaban los más viejos de sus razas y que los jóvenes no debían conocer.

"La sirena cantaba sus deseos a la noche, cuya voz era transportada por el viento hasta una nube baja donde el ángel dormía. Fue en aquella canción donde al ángel vio reflejado su propio corazón que ya había caído bajo el hechizo de la voz de la habitante del mar. Así pasaron los días con sus noches, donde la sirena cantaba y el ángel escuchaba oculto en los cielos.
"Dicen que la noche es más oscura justo antes del amanecer, en ese momento también es cuando hasta el ser más pequeño de la creación cierra sus ojos al mundo, antes de que salga el sol y despierte a los seres del día, en ese momento el ángel bajó de su escondite en el cielo, oculto por la noche y guiado únicamente por el canto de la sirena, se presentó ante ella tomándola entre sus brazos para no perderla entre las oscuras aguas del mar, elevándose sobre el océano con la sirena, el ángel susurró palabras salidas de su corazón y el amor se apoderó de ambos seres mientras un rayo de sol se abrió paso por entre las nubes, como una sonrisa del creador, invitando a los amantes al reino más allá de los cielos donde el padre recibe a los hijos suyos que han recibido su regalo más grande: el amor..."

No hay comentarios: